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¡Tienes pechos muy pequeños!
¡Tus pezones no sirven!
¡Tu leche le da cólicos!
¡Cuando amamantas debes comer
el doble!
Lo cierto del caso es que
muchas de esas frases no dejan de ser solo mitos que se han heredado por
generaciones, pero sin tener un sustento científico.
La Organización Mundial de la Salud
(OMS) recomienda la lactancia de forma exclusiva con los niños hasta los 6
meses de vida, con beneficios para la salud del bebé y la propia madre.
La lactancia materna además de
ser la forma en que se sustenta al bebé, a través grasas, carbohidratos,
vitaminas, minerales y proteínas, también provee al menor de defensas y enzimas
importantes para la absorción y digestión de nutrientes.
Por si esto fuera poco, la
lactancia es importante para crear y fortalecer el vínculo afectivo entre madre
e hijo y aunque todo esto suena maravilloso, la realidad es que a veces este
proceso se vuelve estresante e inclusive doloroso y sentimos que perdemos el
control de la situación.
Muchas veces entre críticas,
consejos y experiencias de otras mamás, se pierde el rumbo y consigo las
expectativas que se tenían.
Lo innegable es que entre
tantos comentarios muchos ni siquiera son reales, pero entonces… ¿Qué es lo
realmente importante al iniciar la lactancia materna?
Indudablemente el bienestar físico y psicológico de la madre, siempre beneficiará tanto la lactancia como al bebé. Si mamá está bien, el bebé también lo estará.
· La madre debe tener una buena alimentación sana y balanceada, lo cual no quiere decir que se debe comer de más.
· No poner atención a detalles como la forma del pezón o el tamaño del pecho. Todas las mujeres han sido dotadas con glándulas mamarias y una serie de hormonas, por lo que independientemente de las características del pecho, es capaz de amamantar.
· Que el bebé llore no quiere decir precisamente que esté con el hambre, o que su leche no sea suficiente, recuerde que llanto es la única forma que el bebé tiene para comunicarse y puede deberse a muchos otros factores y no precisamente a hambre.
· Lo más importante para la lactancia materna es la salud mental de la madre, no desesperar, ya que las emociones las puede percibir el bebé y en lugar de asociar el amamantamiento como un momento único y maravilloso, lo va a relacionar con estrés o preocupación, e inclusive este si puede ser un factor que afecte la producción de leche.
·
Por último, es primordial, nunca sentirse
culpable y siempre confiar en sí misma, nadie va a conocer mejor al bebé,
que la madre misma.
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